miércoles, febrero 06, 2008

Reflexiones de una mente trastornada (parte II)

Higiene de columna

¿Por qué cuando alguien tiene alguna aflicción lumbar y debe hacer ejercicios/fisioterapia se le llama “higiene de columna”? No se ustedes, pero cuando a mi me dicen eso me imagino dos tailandesas en bikini trabajando sobre la columna de un hombre, depilando, untando cremas, pasando cepillos y sacando lustre; no puedo visualizar la triste realidad que involucra a ese pobre hombre sobre un colchón en el piso haciendo un ejercicio llamado “el gato”. Les propongo que de ahora en más, en lugar de referirse a lo anterior como “higiene de columna”, lo denominemos “ejercicios que hacen parecerte un idiota sobre el colchón y que si alguno de tus hijos chicos te ve haciéndolos te perderá el respeto de por vida”. No es tan pintoresco, pero por lo menos es más cercano a la realidad.

Mr. Músculo

¿No es contradictorio que un producto de limpieza, que asegura eliminar fácilmente la suciedad sin refregar, se llame Mr. Músculo?

A mi me viene la idea de que el personaje sacó sus músculos de tanta fuerza que tuvo hacer para quitar la suciedad con un producto de porquería que no sirve para nada. Me imagino a un alfeñique que comienza a limpiar su cocina y luego de unas horas está cubierto de músculos de tanto afirmarse sobre el mármol para limpiar una manchita de ketchup que se le cayó preparando una hamburguesa.

La publicidad se está yendo al demonio.

Desodorante de ambiente

¿Por qué no hay desodorantes de ambiente con fragancia “fósforo quemado”? He visto todo tipo de fragancias, como “brisa del campo”, “lavanda” o “esencia de Teletubby”; sin embargo nunca he encontrado uno que sea “fósforo quemado”. Nada cubre mejor el olor de una explosión atómica intestinal en un baño que prender un fósforo y sin embargo nadie tuvo la brillante idea de fabricar un desodorante ambiental que encapsule esta fragancia. ¿Para qué les sigo contando esto? Lo voy a fabricar yo y me voy a llenar de plata. Hagan de cuenta que no dije nada…

Tránsito lento

El tránsito lento es una de las tantas cosas que separa abismalmente al hombre de la mujer. Mientras que para las féminas es un problema que sufren constantemente, para nosotros los hombres es algo inexistente. Creo que el concepto de tránsito lento aplicado a un hombre, se atribuye a Carlos Pérez; un hombre que ingresó al libro Guinness de los records por “menor cantidad de defecaciones masculinas en un día”, luego de “echar un topo al remolino” solamente tres veces, un fatídico 4 de Agosto de 1976.