Saliendo del clóset

El otro día decidí que era tiempo de sacar mi secreto a la luz. Ya no podía mantenerlo oculto.

Hace tiempo que me dí cuenta que era diferente, pero no se lo había dicho a nadie porque tenía miedo de que me empezaran a tratar diferente, incluso a discriminarme. Entonces me armé de valor y les dije a mis padres que tenía algo muy importante para decirles. Creo que ellos siempre sospecharon que yo era diferente, pero vivían en la negación; no querían pensar que habían fallado como padres. Nos los culpo.

Los reuní en el sillón del comedor. Prefería que estuvieran sentados por la magnitud de la noticia que iba a darles. Me temblaba la mano y sentía un hormigueo por todo mi cuerpo, a tal punto que llegué a pensar en no revelar mi secreto. Pero ya era tarde, era ahora o nunca y sabía que no podía seguir mi vida tranquilo si no finalizaba mi confesión en ese momento. De pronto algo extraño sucedió. Dejó de temblar mi mano y sentí una fuerza increible, una resolución tremenda. Los miré y por fin les dije: “Papá, Mamá… Tengo algo que confesarles… Soy Nerd”.